Kausachun: la comunicación como herramienta de los pueblos indígenas

 IV Encuentro Internacional de Comunicación Indígena

Los comunicadores y periodistas originarios de toda Latinoamérica se reunieron en Cusco entre el 10 y el 12 de octubre para debatir y reflexionar sobre la comunicación, los medios y el periodismo. La autonomía, la interculturalidad, el medio ambiente y la disputa de las agendas entre las preocupaciones de las comunidades originarias de Abya Yala. IWGIA apoyó la participación de varios comunicadores indígenas en la conferencia.

 


La Sala Ollantaytambo está colorida. Entre la alfombra gris y las sillas rojas del Centro de Convenciones de la Municipalidad de Cusco se asoman polleras, ponchos, sombreros, wiphalas, pututus y plumas que alegran al auditorio. Una imagen muy diferente a los trajes y zapatos que suelen recorrer el salón.

– Nosotros, los comunicadores indígenas, hemos venido resistiendo durante años. Hemos sido atropellados, discriminados y puestos a un lado. Este es el motivo del encuentro de comunicadores: poder seguir luchando. La resistencia forma parte de los pueblos – comienza en tono sereno, pero vehemente, la Presidenta de la Unión de Mujeres Aymaras (UMA) del Abya Yala, Rosa Palomino.

La defensa de los territorios y de la Madre Tierra está presente en todos los discursos. Los expositores no son ingenuos: es un espacio de reflexión política y contestaria. En efecto, el congreso coincide con la crisis en Ecuador y los indígenas envían su apoyo a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) que sufrió una represión violenta por parte del Gobierno de Lenín Moreno.

– Nuestras patrias se desangran en conflictos. Las multinacionales priorizan las ganancias, la usura y el rédito económico por encima de los seres humanos. Se incendia la Amazonía y el África: los pulmones del planeta. Se están matando humanos, hermanas plantas y hermanos animales. Extraer el oro vale más que los derechos. Mientras tanto, los pueblos originarios hemos decidido descolonizarnos de la imposición de formas y pensamientos de vida. Es necesario el protagonismo de los indígenas porque somos la esperanza de nuestra Abya Yala. Somos la reserva comunicativa para visibilizar los conflictos y las realidades que nos tocan el corazón y nos llenan de indignación. Somos necesarios los comunicadores indígenas. No nos hemos quebrado ni para izquierdas ni para derechas: nosotros somos indígenas y originarios – señala el presidente de la Red de Comunicación Indígena del Perú, Cesar Aguilar Andrade.

Los cuatro desafíos de la comunicación indígena

José Ignacio López Vigil es una de las figuras del IV Encuentro de Comunicadores Indígenas. Los comunicadores y comunicadoras no paran de acercarse a pedirle una foto y él les responde a todos que sí con una sonrisa. Su biografía es un collage de experiencias: nació en Cuba, fue sacerdote jesuita, estudió filosofía y teología, y actualmente es el coordinador de Radialistas Apasionadas y Apasionados con sede en Quito.

– Quiero comenzar denunciando la represión contra el movimiento indígena de Ecuador como no se había visto en muchos años. ¿Por qué? Porque un gobierno neoliberal se arrodilló ante el FMI.

El periodista y pensador señala que en el Caribe, con la conquista, “no quedó un indígena” y pide disculpas por ser analfabeto en las más de 420 lenguas de Abya Yala.

– La primera misión sagrada de un medió de comunicación es devolverle la palabra robada y desangrada a nuestros hermanos y hermanas. Me refiero a la palabra pública. Los derechos no se suplican ni se mendigan. ¡Se ejercen! ¡Tenemos que descolonizar la palabra! – grita López Vigil ante un público que celebra con aplausos.

Para ello es importante que los comunicadores sea “críticos” y no llunkus, que en quechua significa   “lamebotas” o “chupamedias”. Los comunicadores indígenas no deben casarse con ningún político ni gobierno, deben denunciar las realidades y para ello el pensador propone cuatro desafíos.

  1. La palabra debe ser colectiva y comunitaria. No la del caudillo. El culto a la personalidad es un dispositivo colonial. Debe haber pluralismo: deben hablar todas las voces, incluso las que nos critican.
  2. Nuestra palabra debe ser alegre. El arma más poderosa es hacerle burla al opresor. ¡Zánganos bobos! Hablen claro y sencillo como nos enseñaron nuestros abuelitos y abuelitas. La risa y el buen humor muestran poder y debilitan al enemigo. Necesitamos un lenguaje alegre.
  3. Una palabra inclusiva y no patriarcal. La diversidad sexual existe y la palabra debe incluir a heterosexuales, homosexuales, intersexuales y transexuales. Todos somos igualitos. Debemos despatriarcalizar las relaciones: los varoncitos no valemos más que las mujeres. El machismo es del siglo XX: la creencia de que el homre es superior es contrarevolucionaria y el varoncito que se cree superior es un fosil.
  4. Una palabra espiritual y no religiosa. “Religión” significa amarrado con doble nudo, mientras “espíritu” viene de viento y connota libertad. La religión nos llena de miedo y de culpas. La verdadera espiritualidad es revolucionaria.

Las voces de Abya Yala

La principal riqueza del encuentro está en la presencia de comunicadores de toda América. Desde la academia del Estado Plurinacional de Bolivia, el director del Servicio de Capacitación en Radio y Televisión para el Desarrollo, José Luis Aguirre Alvis, recuerda al profesor boliviano Luis Ramiro Beltrán, al venezolano Antonio Pasquali y al brasileño Paulo Freire para pensar la comunicación como una relación dialógica.

– No pensemos en una posición pasiva del receptor. La comunicación incluye la participación. Por eso tenemos que romper con lo unilineal y pensar al receptor como un sujeto crítico. Hay que considerar a la comunicación como diálogo, formando parte de una comunidad. La comunicación intercultural implica la conversación entre personas diferentes. La comunicación es primero un proceso de encuentro, ni mediático ni de producción de mensajes – explica Aguirre Alvis

El periodista de la Radio Jenpoj de Oaxaca Sócrates Vásquez García pone el eje en el proceso de descolonización. En su exposición, de huele el aroma de los zapatistas del sureste mexicano.

– Queremos estar bien; en equilibrio. Sin dominar al otro. ¿Cómo construir una comunicación que pueda sentir desde el estómago? No se trata solo de la reflexión, sino de sentir la preocupación colectiva. La comunicación tiene origen  en el territorio: ¿qué significa la lluvia, el canto del buho o la víbora que se te cruza? Hemos invisibilizados estas experiencias por el manejo de la tecnología.

Desde los territorios mapuches, Paulina Acevedo, comunicadora del Observatorio Ciudadano de Chile propone pensar una comunicación con perspectiva global que vaya más allá de la propia.

– Si no tenemos garantizado el derecho a expresarnos no podemos reclamar otros derechos. Al comunicar defendemos nuestros propios derechos, pero también los derechos de los otros. Esto es lo que la comunidad internacional reconoce como Derechos Humanos. Por esta razón, los comunicadores indígenas son defensores. Esto demuestra por qué son perseguidos. 

La comunicadora agrega que los movimientos sociales deben disputar el poder. Esto implica el reconocimiento de la comunicación indígena y sus medios de comunicación, y avanzar de la plurinacionalidad al plurilingüismo. Este avance también incluye recorrrer un camino hacia la igualdad de género y el diálogo intergeneracional para traspasar los conocimientos a los niños y niñas, y no hipotecar la lucha hacia adelante.

– Debemos descolonizar las tecnologías: ¿dónde están nuestras formas de comunicación ancestral? Recuperar esas formas distintas es un modo de construir poder. Se dijo que los medios de masas nos estaban alienando. Pues bien, tenemos que soltar lo que nos aliena y conectarnos al territorio y las luchas. Debemos utilizar todos los saberes para reconstruir un saber distinto, un construir en conjunto, conectando la cabeza y el corazón a la tierra para hacer una comunicación diferente – concluye Acevedo

Narrativas digitales para el periodismo ambiental

En sus territorios, los pueblos indígenas entablan relaciones de reciprocidad con la Madre Tierra. Por esta razón, el periodismo ambiental está profundamente vinculado con el periodismo indígena. Estos son los temas que publica cotidianamente el sitio web Mongabay y su directora regional para Latinoamérica, María Isabel Torres, señala la importancia de acercar nuestros contenidos a una audiencias más amplias.

– En Mongabay preferimos tratar los temas más lejanos a la sociedad como los incendios, la selva y los pueblos indígenas. Comunicamos porque queremos ampliar la conversación. ¿Por qué? Para tener impacto. Pero todos quieren lo mismo: somos uno entre muchos pescaditos. Para ampliar las audiencias debo tener una estrategia. Una estrategia es adaptar el mensaje a mis audiencias, es decir, qué saben y qué quieren saber de nosotros. Es importante tener en cuenta las percepciones: los conflictos en los que los pueblos indígenas están inmersos se ven desde diferentes ángulos.

El taller de Mongabay es uno de los más concurridos. La periodista muestra ejemplos de notas ambientales poderosas como el reportaje de un niño manchado de petróleo, las hidroeléctricas que quería construir Odebrecht o el tráfico silvestre del jaguar. Poniendo el foco en los incendios en la Amazonía y la contaminación de las industrias extractivistas es que al tema ambiental hay que verlo de modo regional: si solo lo vemos desde nuestros países nos estamos perdiendo una mirada más amplia.

– Debemos buscar modos simples de contar historias complejas. Buscar la identificación la identificación de las audiencias, es decir, que la información toque al lector. Debemos lograr que se produzca un impacto. Para ello hay que apelar a los sentimientos: provocar emociones y humor.

María Isabel Torres muestra el ejemplo de una científica boliviana que quería investigar la existencia de ranas acuática de Sehuencas hembras, dado que solo tenían un macho en el Museo de Historia Natural Alcide d'Orbigny. Para ello necesitaban financiamiento. La bióloga tituló a su proyecto de recolección de fondos “Romeo busca a Julieta”, consiguió el dinero y pudo realizar su investigación. En ocasión del mundial, el Instituto Humboldt de Colombia también apeló al humor y presentó el “Mundial Biodiverso”: las figuritas de la fauna más selecta, representativa y competitiva de la biodiversidad del país. Siguiendo este ejemplo, en Mongabay informaron “Los once seleccionados de la biodiversidad peruana”.

– El periodismo ambiental debe buscar la innovación y acercar la naturaleza a la gente. Las cámaras trampas que se ubican en la naturaleza y logran atraer imágenes de animales son una gran herramienta. No podemos generar la preocupación en la gente si no conocen esas realidades. Los drones son herramientas muy poderosas para realizar imágenes panorámicas y los mapas satelitales permiten ver cómo avanza la deforestación y los incendios – continúa la directora de Mongabay.

El trabajo colaborativo entre periodistas de diferentes países es otro modo de vincular esfuerzos para buscar información y compartir presupuestos elevados. Una vez producida la nota, se puede publicar en varios medios llegando a más audiencias. También son importantes las historias positivas. Es bueno enfocarse en la denuncia, pero también son necesarias las narrativas con finales felices: hay mujeres que trabajan colectivamente el café o reservas nacionales que permiten conservas especies. Entre el público surge la pregunta de cómo comunicar los incendios en la Amazonía, teniendo en cuenta de que al principio causan mucha preocupación, pero con el tiempo la sociedad pierde interés.

– Tenemos que realizar el seguimiento de los temas importantes más allá de que nos lean o no. En el caso de los incendios, entrevistas con expertos o con bomberos, historias positivas, reportajes transfronterizos o las clásicas “cinco cosas que debes saber”.

El laberinto del género y el chacha warmi en Radio Chiri Uchu

La sala Qenqo lleva el nombre de un centro inca que en quechua significa “laberinto”. En el panel sobre Interculturalidad hay 18 panelistas. Es imposible que cada uno presente una ponencia de 20 minutos y el moderador toma la decisión de hacerlo en formato de radio. De este modo, José Ignacio López Vigil se convierte durante dos horas en el conductor del programa “Chiri Uchu”: un plato emblemático del Cusco, que viene de los incas y que, en castellano, significa “ají frío” o “picante frío”. Así, los panelistas se van superponiendo como las habas, el chuño, el cuy y la gallina sancochada. Ordenados por el conductor que asemeja al cocinero. Y en pequeñas dosis.

– Bienvenidos a Radio Chiri Uchu – comienza López Vigil – En la cultura indígena se plantea el “chacha warmi”: la cultura de la igualdad, la dualidad y la complementariedad entre el hombre y la mujer. Ahora bien: ¿esta equidad se vive realmente en las comunidades?

– Si la mujer quiere gobernar, debemos preguntarnos si las mujeres son capaces – inicia el debate un hombre indígena.

– Como macho, el compañero macho ha puesto en duda la capacidad de gobernar de las mujeres. Si queremos comunicar, debemos ser cuidadosos al momento de expresarnos – lo cruza una hermana y levanta el aplauso del auditorio.

Quien trata muy bien el tema es Yola Mamani Mamani, periodista de Radio Deseo de la organización feminista boliviana Mujeres creando. Su presentación se titula “Ser chola está de moda” y explica el empoderamiento de la mujer de pollera, tanto a nivel social como en los medios de comunicación.

– Los medios nos usaban para victimizarnos o para criminalizarnos. Por eso decidimos tomar la palabra en primera persona. Queríamos decirles a los medios de comunicación que somos seres pensantes. Hablamos de cara a una sociedad racista y clasista. No hablamos como víctimas, sino como personas críticas. Nuestro motor principal ha sido la rabia y las ganas de cambiar esta sociedad por una más justa. Sin naturalizar la realidad: debemos hacer pensar a la gente. No es necesario tener una cara y una voz linda, sino saber qué decir.

Quien se suma al debate es Rosa Palomino. Como mujer y comunicadora indígena, su voz está presente durante todo el encuentro. Es una referente para las nuevas generaciones de comunicadoras.

– La mujer indígena es fundamental porque somos cuidadoras de nuestra milenaria cultura. Somos Madre Tierra. Sabemos dar la vida. Con la unión de toda Abya Yala y la participación de las mujeres será posible el cambio en el mundo y liberar al planeta.

El encuentro une mundos. Admirador de los qenqos, en su famoso poema “Laberinto” el escritor Jorge Luis Borges decía: “No esperes que el rigor de tu camino, que tercamente se bifurca en otro, que tercamente se bifurca en otro, tendrá fin. Es de hierro tu destino”.

Hace cinco siglos que las mujeres indígenas vienen resistiendo a la conquista. Y al patriarcado. Saben muy bien cuál es su destino.

El horizonte de la comunicación indígena

El sábado se realiza el último panel para pensar en colectivo “¿Hacia dónde va la comunicación indígena?”. La reflexión incluye a los medios indígenas, pero también a los medios masivos, la importancia de vincular la comunicación a la lucha territorial, las nuevas tecnologías, las lenguas originarias, el protagonismo de las mujeres, la producción audiovisual, la creación de escuelas de comunicación indígena, el vínculo con las universidades y la información a través de las redes sociales.

– En las últimas semanas, la lucha en defensa por la naturaleza cobró un gran espacio en la opinión pública y el debate mundial. Los pueblos originarios nos han enseñado durante siglos la importancia de convivir en armonía con la Madre Tierra y vienen defendiendo el medio ambiente hace 500 años. Hagamos también de la comunicación un arte –  comienza el antropólogo y comunicador colombiano Martín Vidal, del Consejo Regional Indígena del Cauca.

– Uno de los objetivos es que el contenido que producimos los medios comunitarios lleguen a los grandes medios que tienen audiencias de millones de personas – agrega Tristan Ahtone, periodista de la tribu estadounidense Kiowa y presente de Native American Journalists Association – Queremos infiltrar a los medios “mainstream”.

Al debate se suman las voces del público. El objetivo es que sea un diálogo a través de toda Latinoamérica y se van ordenando las participaciones por país.

– Debemos perder el miedo. Tenemos que sacar la radio de la cabina y llevarla a la calle. Llegar a los movimientos sociales – propone el representante de la Federación Guatemalteca de Escuelas Radiofónicas (FGER), Walter Cuc – Un indio sin territorio es un indio muerto. Nuestra lucha como comunicadores debe estar vinculado a la defensa del territorio. Esto hemos aprendido de nuestros mayores. Nuestra tarea como comunicadores es hacer escuchar en el mundo nuestra existencia. Usar la tecnología al servicio de nuestros pueblos.

Desde el País Vasco proponen abandonar la identificación con el Estado Nación que ha sido “profundamente opresor”. El pueblo mapuche, uno de los más combativos contra el extractivismo a ambos lados de la Cordillera de Los Andes, también está presente.

– Por eso hay que articular los diversos territorios y pensar formas de gestión para mantener nuestra autonomía. La lucha por la libertad de expresión es fundamental. La comunicación es comunidad – plantea Martina Paillacar, periodista de Mapuexpress.

El conflicto en Ecuador vuelve a estar en agenda en el último día del encuentro:

– En Ecuador hay un cerco mediático muy fuerte. Los medios comunitarios debemos estar cerca de la gente. También debemos tener cuidado con la guerra de información en las redes sociales. Hay que democratizar la comunicación. Hay que construir una minga completa en la información comunitaria – comentan los compañeros de la CONAIE.

– Llevamos más de 500 años alimentando a la humanidad: ¿dónde está la contraprestación? La comunicación es una herramienta para exigir derechos, pero también es un derecho. Es necesario aprender a manejar la tecnología. Sin embargo, no debemos olvidar los saberes tradicionales – concluye la coordinadora del Tejido de Comunicación We'jxia Kaa'senxi de Colombia, Dora Muñoz.

Los comunicadores indígenas de toda Abya Yala se juntan para una foto final. Estrechan sus manos y las levantan. La foto es un collage de colores. Los fotógrafos se amontonan en el centro. Entre los gatillazos y los flashes una frase sobrevuela el auditorio: la comunicación debe implicar el territorio.

Interculturalidad, lenguas originarias, resistencia y defensa del territorio: cuatro ejes para pensar la comunicación indígena

El sábado por la tarde se da el cierre del Encuentro Internacional en la misma Sala Ollantaytambo donde comenzó todo. Los comunicadores y comunicadoras van llegando de a poco para escuchar las conclusiones. La organización informa desde el micrófono que se robaron una billetera.

– Apelemos al ayni que nos enseñaron nuestros ancestros – pide el conductor.

Un hermano se quita su sombrero y recorre las gradas recogiendo monedas. La reciprocidad andina da sus frutos: el sombrero está lleno de billetes y monedas. Los oradores retoman el micrófono para compartir las conclusiones del encuentro.

El Eje N° 1 repudia la criminalización de las defensoras y defensores del territorio. Se propone implementar un plan de resistencia por los derechos humanos y a la libertad de expresión. Es fundamental la búsqueda del suma qamaña o suma kawsay, es decir, el buen vivir.

El Eje N°2 sobre la comunicación indígena y las lenguas originarias señala que el derecho a la comunicación es importante porque es el antecedentes de otros derechos: a expresarnos libremente, a recibir información, a la asociación y a la reunión. También hay deberes, como valorar el rol de las mujeres indígenas y el denunciar las injusticias, muchas veces dentro de las mismas comunidades. En el caso de la consulta previa, es necesaria la traducción a las lenguas indígenas. Aún resta construir nuevos espacios de reflexión, diferentes al de la academia occidental.

El Eje N°3 comprende a la interculturalidad como hablar de corazón a corazón. La interculturalidad no es solo tolerancia, sino también incluir. Tenemos que incluir a los niños a los radios. La convivencia se da a partir de la riqueza de la lengua. ¿Cómo hacer para que el diálogo esté en el centro de nuestras culturas? Si hay algo intercultural es la risa. La comunicación es el intercambio de experiencias de vida. Es necesario descolonizar la formación de comunicadores que jerarquizan la información, rompero con los moldes hegemónicos y lograr que la comunicación forme parte de las universidades. El comunicador debe ponerse en los zapatos del otro. Hay que dirigir la investigación hacia los temas indígenas y vincular a los investigadores con los movimientos sociales.

Finalmente, el Eje N° 4 concluye que la comunicación indígena debe defender de la Madre Tierra, la autonomía y los derechos indígenas. Si destruimos la naturaleza, nos destruimos a nosotros mismos. Sin territorio no hay comunicación. No podemos hacer comunicación desde un escritorio y una computadora. Se deben denunciar todos los problemas que afectan a nuestros pueblos con argumentos. Para ello hay que fortalecer la conciencia en las jóvenes y las nuevas generaciones.

Para concluir se lee el pronunciamiento del IV Encuentro Internacional de Comunicación Indígena y se premia a los organizadores. El director de la revista digital Servindi, Jorge Agurto, es el más aplaudido por las comunidades del Perú.

– Hermanos, yo les agradezco su cariño. Pero están personalizando la lucha. Justo lo que dijimos que no hay que hacer – los reta Agurto y el público se ríe.

Los comunicadores están felices. Y cansados despúes de tres días de debate e intercambio de experiencias. Una mujer grita desde el fondo:

  • ¡Kausachun comunicadoras y comunicadores indígenas!
  • ¡Kausachun! - responde el auditorio.
  • ¡Jallalla pueblos indígenas de Abya Yala! - vuelve a gritar la mujer.
  • ¡Jallalla!

Da la sensación de que todos los comunicadores estaban esperando ese grito.

Una herramienta para los pueblos indígenas

En quechua, Cusco significa “el ombligo del mundo”. Y durante tres días, las voces de Abya Yala se reunieron en las entrañas de las Madre Tierra para discutir cómo defenderla a través de la comunicación. Por eso no es casualidad que en las conclusiones se haya repetido una y otra vez que la comunicación indígena debe estar vinculada al territorio.  Por eso es fundamental para las luchas y las resistencias.

No se puede hacer comunicación indígena desde el escritorio y la computadora. Se deben conocer de cerca las realidades que viven los pueblos originarios en las montañas, la selva, el bosque y el monte. El periodismo que acompaña las luchas debe estar en contacto con las comunidades y amplificar sus voces. Aumentando las audiencias y optimizando las diferentes plataformas para aumentar su impacto. La comunicación indígena informa realidades injustas para visibilizarlas y conocerlas, y así poder transformarlas.

Cuenta la historia que cuando los españoles derrotaron la insurrección indígena de Túpac Amaru y ataron las extremidades de su cuerpo a cuatro caballos para desmembrarlo, el descendiente de los incas gritó en quechua y en castellano:

– ¡Tikrashami hunu makanakuypi kasha! ¡Volveré y seré millones!

 

Damián Andrada es Magister en Ciencia Política y Sociología por FLACSO Argentina. Actualmente se desempeña como investigador de IWGIA-ORE en el Estado Plurinacional de Bolivia.

Fuente: Iwgia

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